No tomamos mate porque tengamos sed. No lo tomamos en busca de algún efecto en particular. Tampoco hay una hora especial para degustar unos mates. ¿Y entonces? Tomamos mates porque somos argentinos y los argentinos así hacemos las cosas.
Si estamos en compañía, preparamos unos mates para fomentar la intimidad y crear un ambiente propicio para la conversación. A veces hasta invitamos un mate para acortar esa distancia que nos separa de alguien y así ponernos en sintonía. Si estamos solos, tomamos unos matecitos para reflexionar y simplemente estar.
No hay ocasión ni clima que no ameriten un mate: es bueno para despertar en un día que se presenta ajetreado y para relajar en los atardeceres. No importa si hace frío o calor, al lado de la pileta, en la playa, siempre decimos sí a un verde. ¡Y si hace frío ni hablar!
El tema es que nadie nos enseña a preparar esta infusión y nos adentramos en su mundo como exploradores. Lo más probable es que hayamos aprendido de pequeños, mirando a nuestros padres e imitando. O en nuestra época de estudiantes, cuando las horas son largas y necesitamos estar despiertos. Tal vez por esto todos tenemos un amigo o familiar que prepara unos mates deliciosos y algún otro que preferimos que ni se acerque a la yerba…
Más allá de que sobre gustos no hay nada escrito, les dejamos unos tips básicos para que aprendan a hacer sus primeros mates o mejoren lo que todavía no les sale.
Primero que nada, el agua.
El agua debe estar a una temperatura entre 75 y 80˚C. Si está tibia, la yerba no infusiona y al cebar vemos que el agua queda en la superficie y no hidrata las hojas. Si está demasiado caliente, la yerba se vuelve amarga y se lava luego de unos pocos mates. Cuando la temperatura es la adecuada, vemos que la yerba se humedece y forma una espuma. Lo ideal es agregar chorritos hasta que vemos que ya no absorbe.
Hay gente que prefiere humedecer con agua fría la yerba antes de cebar el primer mate. Esto puede prevenir que la bombilla se tape, pero también puede hacer que la yerba tome un sabor amargo que no siempre es agradable.
Por último, para mantener la calidad del mate durante toda la ronda, recomendamos colocar el agua en un termo. La pava pierde la temperatura rápidamente y genera la incomodidad de tener que calentarla con frecuencia.
El ingrediente principal, la yerba.
En esta parte es, tal vez, donde entra en juego la creatividad y la tradición, porque hay yerbas para todos los gustos: de sabor intenso, suave, con hierbas, con café, sin palo, etc. Lo importante es no utilizar el polvillo porque podría tapar la bombilla y no tiene buen sabor. Un despolvillador facilita la tarea de separar las hojas de los residuos.
El utensilio, el mate.
Esta es la parte bella… ¿quién no tiene al menos dos o tres mates? El de madera que compramos alguna vez de apuro, el souvenir de un cumpleaños, el de cuero, el de moda, uno con dibujitos, uno heredado… y todos son nuestros favoritos. La variedad en materiales es increíble: desde los tradicionales de madera o asta, a los novedosos de melamina, vidrio o silicona.
Más allá del material, lo cual también es cuestión de gustos, es importante la capacidad. Debe poder contener una cantidad de yerba que cubra la parte perforada de la bombilla y que la infusión se mantenga sabrosa durante el mayor tiempo posible. Con el tiempo cada uno aprende a conocer su mate y sabe cómo conserva el calor cada material o cómo altera el sabor de la yerba.
Ahora sí, a cebar al estilo BdQ.
En primer lugar, se recomienda llenar el mate hasta ¾ partes de su capacidad. Para asegurarnos de que lo más grueso de la yerba quede en la parte de abajo, cubrimos el mate con la mano, lo damos vuelta y lo sacudimos un poco.
Para colocar la bombilla, volcamos el mate levemente hacia un lado para que la yerba forme un hueco. En un solo movimiento, sin revolver, colocamos la yerba en ese espacio. Se puede agregar una cucharadita de azúcar para suavizar el sabor de los primeros mates.
A continuación, probamos el agua vertiendo un chorrito en la bacha de la cocina. Si el agua está en su punto, veremos que sale vapor visible; de lo contrario, no veremos nada. Si está demasiado caliente, veremos vapor en abundancia. Una vez seguros de que el agua está en su punto, la vertemos de a poco justo al lado de la bombilla. El agua va a ir desapareciendo a medida que la yerba la absorbe y va a formar una espuma en la superficie… oh…
Ahora ya saben cómo preparamos los mates en BdQ, pero nos encantaría escuchar cómo lo hacen ustedes, cuáles son sus secretos, y con qué les gusta saborizarlos. Seguramente, nuestros seguidores de distintas provincias utilizan las hierbas autóctonas o hasta toman tereré.
Última cosita antes de ir a chequear nuestros mates preferidos: ¿sabían que la yerba mate contiene cantidades altas de antioxidantes? Una razón más para sentarnos a compartir un buen mate. // @malaenlacocina